Antes de acudir a una terapia de índole psicológico la mayoría de nosotros intentamos solucionar nuestros problemas por nosotros mismos. Cuando lo que me ocurre tiene que ver con mi “cabeza” siempre esperamos poder solventarlo. Cuando lloramos, no dormimos, estamos muy nerviosos, estresados, cansados, sin esperanza, con negatividad, abrumados en nuestra vida personal, familiar, profesional… siempre pensamos que es culpa nuestra e intentamos poner los medios para arreglarlo. Cuando descubrimos que no solo no podemos sino que además lo que nos ocurre va a peor aparece la culpa y los sentimientos de fracaso, inutilidad y desesperanza, y pensamos que ni siquiera merece la pena buscar ayuda.
Todo lo contrario ocurre cuando nuestro problema es físico, si nos duele una rodilla o una muela acudiremos a nuestro médico, dentista, fisioterapeuta, etc…. ¿Por qué no buscar la ayuda de un profesional cuando se necesita? ¿Por qué estamos tan convencidos de que nosotros solos podemos arreglar la situación? Nadie en su sano juicio pensaría que puede ponerse un empaste él mismo u operarse de apendicitis, pero la mayoría de humanos tendemos a pensar que podemos “curarnos” una depresión, un trastorno de ansiedad, un problema de tipo sexual o afectivo, un trastorno alimenticio, etc…
En mi amplia experiencia he llegado a comprender que todos en un momento dado de nuestra vida necesitamos ir al psicólogo/psicoterapeuta.